Mi Rincón de Meditación

En el mundo acelerado en el que vivimos, tener un espacio propio para desconectar y volver al centro es un auténtico regalo. Crear tu rincón de meditación en casa no requiere grandes inversiones ni espacios enormes, solo la intención de dedicarte unos minutos al día.

Uno de los enfoques que más abordo en consulta es el de la meditación y, a menudo, me enfrento a las limitaciones que nuestra mente pone para llevar a cabo esta práctica. Vamos a hablar sobre un par de de ellas y después te dejaré algunas propuestas y consejos para crear tu espacio de calma, para que tu práctica sea más apetecible y sencilla, así como unas ideas de productos que te recomiendo para ello. Sin embargo, lo único que realmente necesitas es tu intención y acción.

Hay un mito que, considero, es el primer palo en la rueda a la hora de plantearnos meditar y es el siguiente: “es que yo no puedo poner la mente en blanco, no sé”. Y yo te digo “¡perfecto! no se espera que sepas y es más, ni tan siquiera es el objetivo”. Así que con este, nos enfrentamos al mito número 1 que más frena y genera resistencia en la gente.
Entonces, quizá tú mismo o tú misma me digas, “si este no es el objetivo, ¿cuál es?” Simplemente calmar, aquietar, escuchar sin apego, precisamente, sabiendo que van a surgir pensamientos, que van a surgir bucles y que la función no es que desaparezcan, si no traernos de vuelta cuando surjan, al aquí y al ahora, al cuerpo, a la respiración, al soltar esa vorágine con BENEVOLENCIA, contigo, con tu práctica y con tu mente. Soltar con amabilidad el ruido que la mente causa, porque ella está programada para generar contenido pero nuestra alma está programada para guiarla y sostenerla con amor y calma. Así que, en la meditación no buscamos entrar en lucha con la mente, buscamos entrar en un baile con el alma que acompañe a la mente a bailar con ella bajando revoluciones, llevando otro compás, dejándose guiar por la respiración, por la presencia, dejando la prisa y las preocupaciones fuera, soltando el control.

La parte más incómoda una vez entendemos esto, es que este aspecto no viene dado, se practica. Y aquí viene el siguiente palo en la rueda con el que comúnmente me encuentro en la gente: el de querer hacerlo perfecto a la primera, y el de casi estar en el estado de Nirvana después de llevar 10 segundos sentado y con los ojos cerrados. Pues bien, creo que puedo meter la mano en el fuego y no me quemaría, de que esto, my friend, no va a suceder. Al menos no en las primeras prácticas y, probablemente en muchíiiiiiisimas de ellas. Así que una vez más, rebaja la autoexigencia y simplemente atente a los principios básicos:
- Respirar y focalizarte en ello, las veces que sea necesario. Este será tu ancla.
- Tratarte con respeto y amor, con calma; porque los pensamientos van a surgir. Parte desde aquí.
- Encontrar tu manera de practicar. No hay una única manera, hay una clásica y tradicional, pero si no te sientes cómodo/a no tiene por qué ser la tuya. Encuentra tus maneras de estar en actitud meditativa (plena, consciente, presente, pausada, conectada), puedes usar mantras, música relajante, Vypassana, Mindfulness… Hoy hablaremos de la forma más clásica, con alguna modificación para quien pueda ser de ayuda.

Vamos entonces, la clásica: se llama la meditación sentada, porque, tal cual, simplemente te has de sentar manteniendo la espalda recta y cómoda. No se recomienda realizarla tumbado ya que el estado de somnolencia llega más fácilmente y se perdería el objetivo de estar presentes. Sin embargo, si tu objetivo es dormirte en un estado de relajación como el que te aporta la meditación, entonces es perfecto que te tumbes.

La realidad es que puedes meditar en cualquier lugar de tu casa y no necesitas nada para ello, sin embargo, te dejo varios tips para hacer de tu práctica un hábito agradable y con sentido, como te prometía al principio. No tienes porqué tener un espacio muy grande o una única habitación para ello, con un pequeño rincón para que quepas y te puedas sentar cómodamente, bastará. Este espacio puede ser también allí donde tengas un “altar”o mueble/lugar con objetos y/o símbolos que te conecten más fácilmente: será un espacio de alta vibración.
Crear tu rincón de calma, tu espacio seguro de relajación puede ser de mucha ayuda porque:

  • Te ayuda a generar un hábito ya que cuando tu mente asocia un lugar con la calma, entrar en él ya predispone a la serenidad.

  • Te recuerda tu compromiso contigo: al tenerlo visible, es más fácil que no lo olvides.

  • Se convierte en un refugio emocional donde descansar, respirar y soltar.

¿Cómo crearlo? Te cuento:

1. Hazlo cómodo para tu cuerpo:un cojín de meditación (zafu) ayuda a mantener la postura sin tensiones.

2. Crea ambiente con luz cálida y aromas suaves: te pueden ayudar a entrar en estado meditativo. Puedes disponer de un difusor para aceites esenciales o quemar un incienso de tu agrado, velas aromáticas… etc.

3.. Añade un toque espiritual o simbólico: como te mencionaba, añadir pequeños objetos que tengan significado personal también ayuda a afianzar el vínculo con el espacio y la práctica; puede ser una vela, una piedra, un cuenco tibetano, algún instrumento de sonidoterapia, imágenes...

4.. Integra la inspiración en tu espacio: tener a mano un libro o cartas que te conecten con tu interior puede guiarte en los días que te cueste más centrarte.

5. Asegúrate de que mantienes este espacio limpio y ordenado para que siempre sea apetecible volver a él. El cerebro quiere volver allá dónde se sintió y se siente bien, y a menudo eso se basa en la armonía y la claridad.

Por último, te dejo un pequeño ritual si conectas con hacer este momento algo más especial:

  1. Enciende tu lámpara de sal o una vela.

  2. Siéntate en tu cojín, cierra los ojos y respira profundo tres veces.

  3. Toca suavemente tu cuenco tibetano para marcar el inicio.

  4. Permanece en silencio, observando tu respiración. (Si estás en tus primeras prácticas, márcate pequeñas ventanas de tiempo, con 3 minutos o 5 es suficiente, y ve aumentando progresivamente con el paso de los días. Recuerda: estar cómodo es primordial..)

  5. Finaliza sacando una carta o leyendo unas líneas de un libro inspirador.

  6. Toca de nuevo el cuenco para marcar el cierre del espacio.

Y no lo olvides, tu rincón de meditación, al igual que tu práctica, no tiene que ser perfecto, tiene que ser tuyo. Poco a poco lo irás llenando de tu energía y se convertirá en un lugar sagrado de calma, claridad y autocuidado. Con el tiempo también podrás ir variando -o no- y sentirte cómodo/a en diferentes lugares, ya que el mejor lugar de todos serás tú y no necesitarás lo externo, pues la atención ha de ir hacia dentro, lo externo se ha de quedar ahí, fuera.
Yo misma medito en distintos sitios: a veces en mi pequeño rincón de plantas, a veces lo hago al lado de mi cama, en la propia cama sentada, en el suelo en medio del salón, en mi papasán… según vaya sintiendo que me vibra más en ese momento. Sin embargo, reconozco que cuando empecé, estas cosas que te he comentado, me ayudaban a entrar mejor en sintonía.

¿Qué opinas?
Como extra, te dejo una lista con algunas ideas de productos recomendados de Amazon, en caso de que estés pensando en darle forma a tu rincón especial.

Cojín de meditación / Zafu
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Difusor de aceites esenciales
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Velas aromáticas:
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Lámparas de sal:
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Cuenco de meditación
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Instrumentos
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Libro
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Oráculo
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Salvia para quemar
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Palo Santo con rosas
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De alma a alma,
Gracias por compartir este (otro largo) ratito de reflexión,
B.

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